lunes, 19 de marzo de 2012

Ausencias

Nuestras miradas se cruzan donde nos separamos la última vez. En nuestro sitio favorito. En el único lugar en el que parecemos encajar. En mitad de ninguna parte. Caminas hacia mí, y yo camino hacia ti. A pesar de la ausencia, nada parece haber cambiado. El anhelo está en tu mirada, el deseo en la mía. Y ambos vuelan, escapándose de nuestro mirar, baten sus alas inexistentes y van al encuentro el uno del otro, hasta chocarse en una explosión de mil tonos grises y escarlatas.

Cuando llegas hasta mi me sonríes, y yo me quedo boquiabierto, mirando tus facciones duras, tu barba incipiente, la forma de tus ojos de depredador. No te recordaba así. Y sin embargo, no has cambiado lo más mínimo.

—¿Dónde has estado?— me preguntas sin más, sin siquiera saludar, sin siquiera interesarte por cómo me encuentro. Así eres tú, y así fuiste siempre. Directo, jamás lanzaste ni una sílaba de más.

—La última vez que nos encontramos me hiciste entender que necesitaba encontrar ciertas cosas. Así que salí a buscarlas.

Tú no pareces creerte mi respuesta. Me miras con expresión socarrona, analizándome, recorriéndome de arriba abajo.

—¿Y qué has encontrado?

Aprieto los puños, notando la rabia haciéndose más presente en mi interior.

—Más ausencias.