martes, 5 de marzo de 2013

Waking dreams I

Caminante de senderos extraños
Te adentras sin saberlo en las tinieblas.
Cruzas mundos de quimeras y sombras.
Como un invidente avanzas a tientas.

Subes la escalera de caracol
Que tiene signos arcanos grabados.
Subes, con ansia, y sigues subiendo
Hasta llegar a un cielo gris nublado.

¿Dónde estás? No conoces el lugar.
Parece el tejado de un edificio.
¿Es el fin del mundo? ¿De un sueño roto?
Al aire, al vuelo, lanzas un grito.

Aparece un ángel silente y oscuro.
Su manto hecho de soledad y hastío.
Con la mirada te indica que saltes,
Que te entregues a la noche y al vacío.

Tú te acercas con paso decidido
Pues sabes que ya brotaron tus alas.
Alas de gloria, de júbilo y luz.
Alas de poder, rojas y doradas.

Vuelas a través de la noche oscura.
Cruzas la ciudad de suspiros muertos.
Aterrizas en un jardín ardiendo.
Las llamas bailan por todo tu cuerpo.

Encuentras un árbol negro que no arde.
Un árbol seco, marchito y podrido.
Un árbol muerto del que aún cuelgan frutos.
Un árbol que mil años ha vivido.

De él penden frutos macabros y extraños.
Descompuestas cabezas de difuntos.
Clavan en tus ojos sus ojos muertos.
Sus ojos tristes, fúnebres y oscuros.

Dejas atrás aquel jardín marchito
Apagando el fuego que aún te acaricia.
Y extendiendo los brazos a los astros
Vuelves a los mundos de la vigilia.

Tuyo


Son tuyos esos suspiros
que al amanecer me nacen.
Mis primeros pensamientos.
Este amor tan fulminante.

Es tuyo mi corazón
Es tuyo todo mi ser.
Tuya es toda mi alegría.
Tuyo es todo mi querer.

Tuyo es todo lo bueno
Que mi alma púrpura siente.
Y yo, mi amada princesa,
Tuyo seré para siempre.