Dedicado a la mujer que cada mañana, al despertar, me ofrece una razón para ser feliz con algo tan sencillo como su existencia.
Tenerte aún parece un sueño.
Eres el motor de mi alma.
Acaricias todo mi
ser
Mientras te abrazan mis alas.
Ocasos quiero vivir
Perdido en esa
mirada.
Rodeándote la cintura,
Inmerso en tu luz al alba.
Niña, soy por
siempre tuyo.
Cielo y tierra mis palabras
Escuchan y también guardan.
Siempre vas a ser mi amada.
Ay, mi princesa dorada.
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