sábado, 23 de junio de 2012

Explosión 02

No te das cuenta, y no me ves encerrado en este puto ataúd blanco. Sí, por supuesto. Está tapizado con satén rojo. Salto al vacío estelar, en busca de la serpiente bicéfala que se tragó la luz que agonizaba en los versos de Dylan Thomas. Lanzo mil maldiciones al sol que alumbra cada mañana, cada nuevo día que me veo obligado a existir en un campo de tulipanes marchitos, de dientes de león que vuelan arrastrados por torbellinos crueles, derechos al olvido, o a la solapa de la chaqueta de un soldado sin nombre. 

Porque todos somos eso, malditos muñecos sin rostro, sin ni siquiera un triste número de serie. Nos fabrican, nos empaquetan y, al salir de nuestros embalajes, nos vemos desvalidos y perdidos. Pero debemos ser fuertes y luchar, y encontrar el lápiz con el que dibujar en nuestra cara vacía una sonrisa, con el que escribir nuestros sueños en papel perfumado, con el que subrayar la palabra amor cada vez que aparezca en cada libro que esté a nuestro alcance.

Me lanzo a las corrientes acuáticas de lo incierto, sinuosas, turbias y con olor a naturaleza muerta. No sé nadar, pero no importa, porque entrarán en mis pulmones las aguas primordiales de la verdad absoluta, y encontraré, de una vez, el texto escrito para mí. Sabré, de una vez, qué demonios pinto yo en esto.


1 comentario:

  1. Normal que se llame explosión... ¡Los ojos revientan al intentar diferenciarlo del fondo! xD

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