viernes, 17 de febrero de 2012

Carta 10

Buenas noches,

Estoy contento, ¿sabes? Voy evolucionando de formas que jamás me creí capaz.

Te escribo para decirte que hace tiempo que no te siento conmigo, y eso me hace sentirme estúpidamente bien. No es que no te eche de menos, pero empiezo a darme cuenta de que aquí mando yo, de que eres fácilmente desechable después de todo, de que ya no tienes el control sobre mí. Seguro que cuando leas eso sonreirás, y pensarás que soy un necio. Y yo tendría la certeza, si te viera hacerlo, de que el necio eres tú si acaso opinas que las cosas son como antes.

Sabes tan bien como yo que he vencido a mis demonios. No, a ti no te considero mi demonio, no te tengas en tan alta estima. Tú eres, simplemente, como Jeff Lindsay escribió, “mi oscuro pasajero”. No, tú no me haces matar, quizás porque aún me falta saltar algún que otro muro para alcanzar el grado de psicópata, pero me haces igualmente cometer acciones de las que me acabo arrepintiendo irremediablemente. Mi vida, hace un tiempo, era una sensación continua de arrepentimiento. Sabes bien de lo que te hablo. Y puedes decir a boca llena quién tiene la culpa. Y yo, ¿qué podía hacer? Solo soy un patán sin voluntad.

También eres conocedor del hecho de que tengo adicciones inconfesables. Sí, lo sé, nací con casi doscientos años de retraso. Pero qué quieres que le haga, ya no es época para enamorarse de unos ojos verdes reflejados en el agua, o de un rayo de luna, aunque tal vez sí de Lotte. Bueno, durante un tiempo pude comprender a Werther, pero ahora las cosas han cambiado.

Es curioso, pero estoy bastante saciado por ahora. Me siento estable, y parece que no necesitaré más teatro en un tiempo. Estoy pensando en guardar la colección de máscaras en el baúl de nogal que encierra todo lo bueno que alguna vez pude tener. Me siento como un campo que, después de haberse pasado todo el invierno bajo la nieve, vuelve a notar la calidez del sol. ¿Cuánto crees que durará esta vez?

De todas formas, no quiero que pienses que voy a olvidarme de ti. Puedo asegurarte que, en un tiempo, voy a necesitarte de nuevo. Siempre acabo necesitándote. Y entonces gritaré tu nombre, soplaré el cuerno (tres veces no, tranquilo) y sabrás que tenemos trabajo de nuevo. Hasta entonces descansa, amigo mío, has luchado bien esta batalla, pero por ahora, cuelgo la espada.

Un abrazo y hasta siempre,

V.S.

2 comentarios:

  1. Bon voyage... y que vuelva pronto, limpio, renacido, con ganas de darte el cáncer que te mereces.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, oneechan, esperemos que el tuyo se vuelva benigno y no sea necesaria su extirpación ^^

    ResponderEliminar