miércoles, 8 de febrero de 2012

Púdrete, hijo de puta.

¿Qué tal si salimos de caza? Prepara tu ballesta, ya sabes, esa que dispara saetas hechas de mentiras y poses teatrales, con olor a sándalo y a limones recién cortados. No necesitamos montura, tranquilo, tomaremos el atajo que tú y yo sabemos. Eso sí, prepara tu cuerno, pues en la oscuridad de la noche podría perderte de vista. Y úsalo como siempre. Un toque si has localizado algo. Dos si tienes a la presa. Tres si estás muerto.

Es tan maravilloso caminar una nueva noche, recibir la caricia de la brisa nocturna hecha de suspiros y de polución urbana, de los jadeos que nacieron en los labios que besamos y murieron en los corazones que alguna vez pudimos tocar. Me gusta la sensación de saberme solo en la oscuridad, como si todo se hubiera reducido a cenizas y a pétalos de lírios arrancados y volando al viento. Es agradable ser capaz de ver sin la venda que la hipocresía anudó en mi nuca. Puedo darme cuenta de lo equivocado que estaba. ¡Maldito necio! Imbécil. Imbécil. Imbécil.

Has sido un esclavo de lo impuesto, de tu propio miedo al cambio, de tu necesidad de una rutina. Pero finalmente despiertas al escuchar los ululares de la noche. Ya era hora. Empieza a correr, tu boca empieza a añorar el sabor de la sangre. Necesitas cazar, y acabarás haciéndole daño a alguien. Pero sabes tan bien como yo que no te importa, eres un depredador, un ser deshonesto, toda artimaña es buena si te sirve para volver a saciar tu apetito. Y te odio por eso. Te detesto como jamás había detestado a nada. Pero no puedo hacer nada por cambiarte, porque esa es tu esencia, tu naturaleza, y es inmutable.

¿Por qué miras al cielo? ¿Acaso piensas que va a escucharte una estrella fugaz? Tus deseos no pueden cumplirse, lo sabes de sobra. Ni si quiera la supuesta magia de un astro incandescente te concederá lo que ansías. Y sin embargo, eso es lo que hace más hermoso tu deseo. El pensamiento de que no puede ser cumplido. Lo hace todo más platónico, ¿verdad? Bueno, tengo otra teoría sobre tus deseos. No van a cumplirse porque son mierda artificial. Sabes de sobra que no son naturales. Son, por calificarlos de alguna forma, autoimpuestos, están construidos a base de confusiones, sueños infundados por sentimientos sacados de contexto. Por eso debes aprender a renunciar a ellos. Y yo debo aprender a renunciar a ti, a tu maldita naturaleza. Porque no somos compatibles. Porque me haces daño, y yo te hago daño a ti. Soy tu antítesis, y tú eres la mía. Deberíamos distanciarnos. Deberíamos aprender a renunciar al otro. Búscate otra puta mente a la que perturbar. Vale, gracias, hasta nunca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario